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EXPEDICIÓN AL PARQUE NACIONAL DE DOVREFJELL, NORUEGA. MARZO 2018

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INTRODUCCIÓN

Ahora sí, llegó el día de montar una expedición por mi cuenta. Ya había hecho otras expediciones como travesía en kayak en Groenlandia, travesía con raquetas de nieve en el Parque Nacional de Oulanka (Finlandia) o la travesía con esquís del Lago Inari y Kaldoaivi Eramaa en Finlandia con agencias de viajes. Pero ésta era la primera vez que lo organizaba por mi cuenta. Claro está que después de haber aprendido mucho de los guías de estas agencias y otros exploradores polares por internet.
Así que le propuse la idea a un amigo fotógrafo, Raül Carmona. Le propuse hacer una travesía con esquís del Parque Nacional de Dovrefjell con la intención de fotografiar los bueyes almizcleros. Le informé de lo que nos podríamos encontrar y dijo que sí. Eso sí, ni él ni yo imaginábamos lo que nos encontraríamos en la expedición.

PREPARATIVOS

Diciembre de 2017, compramos los vuelos y hay que organizar el viaje. Después de los vuelos, hay que comprar los billetes de tren, reservar las noches en el motel, conseguir la llave de los refugios noruegos y reservar la gasolina para el hornillo en el pueblo del motel.
Llega el turno del material. Yo ya tenía todo el equipo de ropa necesario, pero mi amigo no. Le recomendé qué ropa comprar y que también le sirva para el Pirineo, para que no malgaste dinero en un solo viaje. Le prestaré algo de material, como esquís, botas de esquí y un saco de dormir. A mí me tocará comprar las pulkas (trineos), arneses, botellas de combustible, botas polares para pasar las noches haciendo fotos, entre otros. Las previsiones de temperaturas son de mínimas de hasta -15 o -20, pero no me fío, y decido prepararnos para temperaturas de hasta -40. Nunca se sabe si va a venir un frente frío de récord o algo así y nos pille en la tienda. No hay que arriesgar, y menos mal. Durante el viaje lo agradeceríamos.
Ahora la comida. Es muy importante llevar la comida necesaria y de sobra. Con el frío extremo y el ejercicio físico, la quema de calorías es impresionante y es vital ir bien alimentado. En ese momento, tenía intolerancias alimentarias y encontrar comida deshidratada o con muchas calorías para el viaje era difícil. Por suerte, la comida vegana me iba bien, y fui a muchas tiendas especializadas para conseguir la comida adecuada. Preparé una lista de salidas y puestas de sol y luna, así como la actividad solar (para ver las auroras boreales). Habría actividad solar a mediados de semana, podremos verlas si la meteorología lo permite.

EL VIAJE

Jueves 8 de marzo de 2018

Una vez tenemos toda la ropa, el material técnico, equipo fotográfico (con los trípodes y teleobjetivos grandes) y la comida, hay que encontrar la manera de empaquetarlo bien para facturarlo.
Una vez lo tenemos todo, cargamos el coche.

Viernes 9 de marzo de 2018

El vuelo sale a las 6h de la mañana, así que hay que estar en el aeropuerto a las 4h. Salimos de Sabadell a las 3h, paso la noche sin apenas dormir. Llegamos al aeropuerto de Barcelona cargados, con dos petates y dos paquetes grandes que parecen dos cadáveres. Eran la pulka con mucho material y los esquís con material añadido también. En el equipaje de mano llevamos todo el material fotográfico, teleobjetivos incluidos. Nos pasamos bastante de peso, así que aprovecho los bolsillos de mi chaqueta para restar peso al equipaje por si nos lo pesan.
Vuelo tranquilo de Barcelona a Oslo. Desde el avión vemos el paisaje totalmente blanco, aterrizamos en Oslo sin problemas.
Rezamos de que haya llegado todo nuestro equipaje, solo una maleta perdida nos daría muchos problemas durante todo el viaje. Llegan todas las maletas y cargamos con ellas hasta la estación de tren.
Ésta está ubicada en el mismo aeropuerto de Oslo, solo hay que bajar en ascensor o escaleras mecánicas. En los andenes, ya notamos que estamos en Noruega, ¡qué frío! Llega el tren que nos llevaría hasta Dombas, donde está nuestro motel y el último pueblo antes del Parque Nacional. Fue un trayecto bonito; por el camino íbamos viendo el paisaje noruego nevado.
Llegamos por fin a Dombas, aquí ya no hay carros porta equipajes, así que hay que cargar con todo encima o arrastrando por los andenes de la estación llenos de nieve. Un taxi nos llevará hasta el motel. Por fin en el motel, cogemos algunas cosas de las maletas y a dormir.

Sábado 10 de marzo de 2018

Hoy será un día importante. Hay que ir a comprar el combustible para el hornillo, adquirir comida fresca y solicitar al dueño del motel si nos puede llevar al inicio de la expedición.
Es un hombre muy amable y nos explica varias cosas sobre el parque y dónde encontrar los bueyes almizcleros. En su oficina, nos enseña el cráneo de un buey que fue atropellado por un tren. Es impresionante la dureza de su cráneo. A continuación, nos dice que su coche es muy pequeño y con los esquís y las pulkas no entraremos. Además, nos informa de que el taxi es muy caro desde el motel hasta el punto de inicio de la travesía. Nos recomienda comprar un billete de tren. Y nosotros, ¿cómo? ¿Otra vez hasta la estación de tren con todo el equipaje? No queda otra, así que compramos el billete. Nos hace el favor de guardarnos algunas cosas como mochilas o ropa de los días de vuelos.
Preparamos las pulkas, cuerdas, arneses y todo el material que llevaremos en nuestras mochilas. Toca probar los esquís y las pulkas a ver cómo vamos. Hacemos la prueba en las calles próximas, que están con nieve pisada y congelada. Nos parece fácil y nos motivamos. No sabíamos lo que nos esperaba…

Domingo 11 de marzo de 2018

Llega el día de la verdad, hoy empieza la expedición con esquís sobre el terreno. No había billetes de tren más temprano, y el que había nos deja en Kongsvoll (cerca del inicio de la travesía) hacia el mediodía. Entre la estación de tren y el punto de inicio de la expedición, hay cerca de 1 kilómetro de distancia que habrá que hacer por el arcén de la carretera. Por suerte, en esta época del año hay bastante nieve y hielo en el arcén, y podemos arrastrar la pulka por aquí. Si no hubiera nieve, hubiéramos tenido que llevar las pulkas a pulso.
Llegamos por fin al punto de inicio; nos queda un desnivel de 400 metros en pocos kilómetros, sería la subida más pronunciada nada más empezar. Vamos subiendo poco a poco, con los esquís en la pulka y procurando no resbalar. El camino está pisado por huellas de esquís. En toda la subida nos vamos encontrando esquiadores que bajan muy rápido (se nota que son noruegos y nacen como aquel que dice, con los esquís puestos); es domingo y hay bastante gente. Al no llevar esquís y hacer fuerza con los pies, nos vamos hundiendo a veces, hasta que hay un punto en que al hacer fuerza nos hundimos hasta la cintura. Decidimos ponernos las raquetas de nieve. Además de esquí, llevamos raquetas. Si la fijación del esquí se rompe, siempre va bien tener algo de recambio.
Tardamos unas 3 horas en subir y una vez llegados arriba, montaremos el campamento. Son las 16h de la tarde y aquí ya se hace de noche. No hay que tardar en montar la tienda, preparar esterillas, sacos e ir preparando la merienda cena. Nos vamos a dormir cansados pero satisfechos de haber pasado la primera subida.

Lunes 12 de marzo de 2018

Hemos pasado una noche no muy fría; estaríamos a unos -3 o -4 grados. Ha estado nevando levemente, lo que ha evitado que la temperatura bajara mucho.
Salimos de la tienda y estamos cubiertos por una buena capa de nieve. Sigue nevando, encendemos el hornillo para calentar agua para el desayuno y los termos que llevaríamos durante el día. Derretimos nieve y la hacemos hervir. Una vez preparada la comida, hay que desmontar el campamento. Desmontamos, preparamos las pulkas y continuamos con la expedición. Cuesta ver hacia dónde ir ya que ha nevado y sigue nevando, eso hace que todo sea blanco y apenas se vean huellas. Por suerte, seguimos un sendero principal del parque que está marcado con palos azules y en la punta una tira reflectante.
Poco a poco, la nevada cesa y se levantan ligeramente las nubes. En un momento vemos a lo lejos unas manchas negras en una ladera de la montaña. ¡Son bueyes almizcleros!
Aunque estén lejos, era espectacular verlos en persona y en su medio natural. Estos bueyes en concreto fueron reintroducidos a mediados del siglo XX y son originarios de Groenlandia. Los bueyes originarios de Noruega se extinguieron hace siglos. Son animales extraños, originarios del Cuaternario, de la última era glacial. Es como una especie de cabra pero gigante y preparada para el frío extremo.
Sacamos todo el equipo fotográfico con los trípodes y los teleobjetivos. Hacemos fotos y videos de estos fantásticos animales. Los observamos y alucinamos con cómo se mueven por la nieve y cómo el viento mueve sus largos pelos.
Una vez hecho esto, continuamos nuestro camino hacia el refugio de Reinheim. Por el camino vamos fotografiando y grabando el entorno. Cuando faltaban pocos kilómetros para llegar, el cansancio empieza a pesar. Esquiar y arrastrar la pulka en la nieve virgen (sobre una capa pisada de moto de nieve) no era lo mismo que sobre hielo o nieve pisada. Además, empieza a caer la noche y tenemos viento de cara que nos clava la nieve en la cara. No quería pasar la noche en tienda porque las previsiones meteorológicas anunciaban dos días de viento fuerte.
Por fin llegamos, agotados, al refugio. Comemos algo y a dormir.

Martes 13 de marzo de 2018

Nos despertamos y miramos por la ventana un día de vientos fuertes en el que apenas se podía ver nada. Estamos en una pequeña cabaña al lado del refugio grande de Reinheim, donde observamos los esquís de los noruegos y cómo ellos se han quedado allí dentro. Allí donde fueres, haz lo que vieres, y así lo hacemos. Nos quedamos en el refugio descansando y leyendo.
Al mediodía, el viento se calma y las nubes se disipan, dejando un día totalmente claro. Aprovechamos para dar un paseo con los esquís sin la pulka y así fotografiar el entorno al atardecer.
Al llegar la noche, el cielo es impresionante. No hay contaminación lumínica y podemos ver el cielo celeste de invierno, además de la luz Zodiacal a simple vista. Aunque no tengamos suerte con las auroras boreales, nos vamos a dormir contentos por las fotos con la luz Zodiacal.

Miércoles 14 de marzo de 2018

Después de una segunda noche en el refugio, tenemos ganas de hacer una excursión más larga. La intención inicial del viaje era cruzar más kilómetros del parque y fotografiar los bueyes, pero al ver cómo estaba el terreno, nuestras capacidades y el peso de la pulka, y al darnos cuenta de que los bueyes los habíamos dejado atrás, decidimos no seguir más adelante y quedarnos en ese valle. La principal razón del viaje eran los bueyes, y no tenía sentido hacer más kilómetros sin verlos más.
Así que realizamos una excursión con esquís y sin pulka hasta el siguiente puerto para contemplar las vistas de la otra zona del parque nacional. Subimos hacia el puerto cómodamente siguiendo las huellas pisadas con moto de nieve. Al llegar arriba, ¡qué vistas! Ha valido la pena subir hasta aquí. Descendemos de nuevo al refugio para comer y luego damos un paseo por los alrededores para fotografiar la puesta de sol.
Por fin llega la noche. Desde hace años, cuando viajo a los países nórdicos (ya sea por razones meteorológicas o para observar las estrellas, pero especialmente en los países nórdicos), estoy mirando al cielo a la espera de ver auroras boreales.
Después de cenar, voy entrando y saliendo del refugio para ver si hay suerte. En una de esas salidas, ¡tenemos suerte! ¡Aurora! ¡Aurora! Grito mientras entro al refugio para coger la cámara. Mi amigo y yo no paramos, de un lado a otro haciendo fotos. Después de un rato, la actividad solar aumenta considerablemente y el movimiento y el color de las auroras boreales se aprecian a simple vista. No podemos estar más emocionados, especialmente mi amigo. Él ya había visto auroras boreales en Canadá, pero eran muy tenues y en el horizonte. Verlas por todo el cielo y con esa intensidad era espectacular. Ya sabía que habría actividad solar antes del viaje, pero el destino hizo que la meteorología nos permitiera ver las auroras boreales. Ha sido una suerte verlas y además en una latitud tan baja como el sur de Noruega. Normalmente se ven mucho más al norte.
Dejo una cámara haciendo fotos toda la noche para crear un timelapse de las auroras boreales. Nos vamos a dormir superemocionados.

Jueves 15 de marzo de 2018

Me despierto a las 5h; el termómetro del refugio exterior marca -20 grados y voy a buscar la cámara. La encuentro totalmente congelada, cubierta por una buena capa de hielo. Cambio la batería y la cámara funciona correctamente. Es importante llevar un buen equipo fotográfico para estos climas extremos. Échale un vistazo a mi equipo fotográfico pinchando aquí.
La cámara captó la aurora boreal durante unas horas hasta que el hielo fue cubriendo la lente. Tengo el resultado que esperaba; estoy contento.

Desayunamos, derretimos nieve, la hervimos, preparamos los termos, ajustamos las pulkas y seguimos la ruta por el camino del segundo día. Esta noche pasada será la última que dormimos cómodamente en el refugio y colchones; las próximas noches tendremos que dormir en tienda, esterilla y saco de dormir.
Salimos, y ahora será más fácil que la otra vez; es una bajada suave que se hace agradable con sol y sin viento. Localizamos donde están los bueyes, buscamos un lugar llano y un poco alejado del camino principal, y montamos el campamento. Aquí estaremos un par de noches.

Los bueyes almizcleros

Después de montar el campamento, comemos un poco, cargamos el equipo fotográfico con los teleobjetivos y los trípodes, y subimos a la colina donde están los bueyes almizcleros. La subida con los esquís y sin las pulkas es divertida. Los esquís tienen escamas para coger tracción en las subidas, pero al no llevar pieles de foca, en las subidas más pronunciadas nos cuesta avanzar y somos un poco torpes.
Llegamos a un punto en el que ya vemos los bueyes, decidimos acercarnos poco a poco, estaban demasiado lejos. Era una situación un tanto difícil, porque estábamos muy lejos y entre los bueyes y nosotros había pequeñas colinas. Temíamos que, al acercarnos, estuvieran detrás de una de ellas y nos encontráramos por sorpresa, causando una situación de estrés.
Por lo general, los animales salvajes se alejan del humano, pero por sorpresa se pueden asustar y atacar para defenderse. Los bueyes almizcleros, que pesan casi 500 kg, para defenderse envisten. Estábamos en terreno abierto, sin ningún árbol o roca donde subirse, y después de ver el cráneo en el motel, no teníamos ganas de que nos envistiera un buey.
Yo iba abriendo camino, me gustan estas experiencias y esta adrenalina de lo desconocido. Y lo peor de todo, estas situaciones difíciles me gustan demasiado y a menudo me da risa…
Tras pasar una de esas colinas veo relativamente cerca tres bueyes almizcleros en posición de defensa. Aquí ya me asusté y paré mi trayectoria. Retrocedí un poco y fui un poco en diagonal, siempre manteniendo el contacto visual. Que ellos me vieran durante un rato y que vieran que no era ningún peligro para ellos. Al cabo de poco rato, empezaron a pastar normalmente y sin que me mirasen.
Después de hacer unas cuantas fotos y videos, no muy buenas porque estaban en la sombra y la luz no era buena, empezamos la vuelta al campamento porque se hacía de noche y había que cenar. La bajada era aún más divertida que la subida, qué torpes los dos. Los esquís de fondo y cross country que llevábamos no tenían fijación detrás y cada vez que te encontrabas nieve blanda, te hundías, frenabas de golpe y el cuerpo se inclinaba hacia adelante. Tuvimos algunas caídas tontas en esta zona, sin más consecuencias.

Noche en tienda bajo las auroras boreales, la Vía Láctea y la luz Zodiacal

Llegamos al campamento, preparamos la cena, cenamos y esperamos la noche a ver si hay auroras boreales. ¡Y sí! Hay auroras boreales, en el horizonte, eso sí. No son tan espectaculares como la noche anterior, pero sigue siendo una pasada ese momento. Vía Láctea de invierno, luz Zodiacal, auroras boreales, paisaje ártico y la tienda. ¡Qué momento más espectacular! ¡Qué fotos y videos salen de esa noche!
Dejo de nuevo una cámara haciendo fotos toda la noche y al día siguiente veo los resultados. Estupendo timelapse de la aurora boreal sobre nuestro campamento.
Nos vamos a dormir muy contentos de ver ese espectáculo. Nos metemos dentro de los sacos de dormir para protegernos de una noche que tiene pinta de ser gélida.

Viernes 16 de marzo de 2018

Nos levantamos y ¡qué frío! Menos mal que vamos bien equipados, sino no podríamos soportar ese frío. Seguimos con la rutina de derretir agua para preparar el desayuno y los termos para el día. Desayunamos y vamos con los esquís para buscar los bueyes almizcleros.
Vamos subiendo por la misma colina del día anterior y esta vez se han movido, están más lejos. Nos vamos acercando poco a poco y por el camino nos encontramos perdices blancas. Casi no se las ve, son tan blancas como la nieve y los ojos negros.
Continuamos acercándonos a los bueyes almizcleros que están pastando en un llano más adelante, y de repente nos giramos y hay dos detrás nuestro arriba de una pequeña colina. Giramos los trípodes y cámaras y les hacemos todas las fotos y videos que podemos. ¡Qué momento más espectacular! Los pudimos ver y fotografiar bastante cerca, y al estar por encima nuestro, estaban tranquilos, nos miraban y no se movían. Al cabo de un rato se movieron y ya no los veíamos.
Volvemos al campamento para comer. Después de comer, nos vamos a un pequeño valle con esperanzas de ver más bueyes. No los vemos, pero nos encontramos un grupo bastante grande de perdices; salen volando tan rápido que no nos da tiempo a hacer fotos. En este pequeño valle hay una cascada congelada azul espectacular. La fotografiamos con la puesta de sol y volvemos al campamento.
Preparamos la cena y, de repente, sorpresa: un grupo de bueyes empieza a bajar desde las colinas encima nuestro, hacia el fondo del valle. Lo hacen en el horizonte, con las montañas nevadas e iluminadas por los últimos rayos de sol de fondo. Fue un momento realmente emocionante. Las fotos no hacen justicia (debido a la Fata Morgana) a ese momento vivido. Lo que también estábamos notando era un frío extremo. En la travesía del Lago Inari en Finlandia, viví el frío de los -30 grados, pero el frío que estaba sintiendo en la cara en ese momento no lo había vivido nunca. Días después en casa, encontré los registros de una estación meteorológica cercana; esa noche llegamos a los -36,3 grados bajo cero. Ya decía que eso no lo había vivido antes.
Pero el frío no puede conmigo, y cuando cae la noche, de nuevo auroras boreales en el horizonte.

No puedo dejar de hacer fotos, mi amigo cansado de mí y que tenía mucho frío me dice de ir a dormir. Es normal, hace un frío extremo y un aire suave que acentúa mucho la sensación de frío. Dejo la cámara haciendo fotos toda la noche y a dormir.

Sábado 17 de marzo de 2018

Pasamos una noche crítica, con un frío realmente extremo. La tienda es muy pequeña (una tienda para dos personas de cuatro estaciones de Salewa) y apenas cabemos con todo el equipamiento de invierno. Estamos demasiado cerca de las paredes y ese contacto nos provoca mucho frío en nuestros sacos de dormir. Al dormir, nuestro aliento se va congelando en la pared de la tienda. Encima de mí se va creando una buena capa de hielo a partir del vapor de mi propio aliento al dormir. Durante la noche, esta capa va cayendo sobre mi gorro; se descongela por mi calor corporal para luego volver a congelarse. Al despertarme, noto pegado el gorro en mi cara y al quitarlo me arranco unos cuantos pelos de mi ceja derecha. ¡Qué dolor nada más despertarme! ¡Y qué frío al salir del saco!
No hay manera de entrar en calor y tenemos que derretir nieve, hervirla para calentarnos. Abrimos el termo para poner agua en la nieve y que se funda más rápido, pero sorpresa. El agua del termo está congelada, ¡congelada! La noche anterior pusimos agua hirviendo y en unas pocas horas estaba totalmente congelada. Empezábamos a ser conscientes del frío extremo de esa noche.

Preparamos de nuevo el desayuno y el agua para el termo, desmontamos el campamento y nos dirigimos hacia la estación de tren. Hoy será un día de retirada y bajada. Hay que descender la pronunciada pendiente del primer día. Será una bajada continua y con las pulkas, habrá que ir con cuidado. Nos quitamos los esquís y, con la pulka delante, la vamos conduciendo con las cuerdas como podemos.
Llegamos casi al punto de inicio de la expedición, justo antes del puente del tren, hay un llano (o algo parecido) y aquí pasaremos la última noche en tienda. Preparamos el terreno como podemos; hay mucha nieve virgen y nos cuesta endurecer la nieve para poner la tienda. Ya cansados, la montamos igualmente. ¡Error! Esto haría que al ir entrando y saliendo se formaran bultos de nieve que luego se congelarían y endurecerían.
Una vez montado el campamento, hacemos la cena y a dormir.

Domingo 18 de marzo de 2018

No llevo ni una hora dormido cuando me despierto. La tienda ya es estrecha, el terreno está inclinado y estoy incómodo porque me voy cayendo, además, los bultos de nieve congelada me están clavando en la espalda. Al cabo de poco rato, salgo de la tienda para no molestar a mi amigo. Voy a dar una vuelta y veo que la estación de tren no está muy lejos. Voy andando hasta allí y hay una sala con calefacción, enchufes de 220V para cargar el teléfono móvil y tengo cobertura. ¡Qué bien se está aquí, con calefacción! Lo llego a saber y traigo aquí la esterilla para dormir.
Paso la noche aquí sin dormir y cuando se hace de día vuelvo al campamento. Preparamos el desayuno, recogemos y preparamos las pulkas. Vamos a la estación de tren y esperamos un buen rato.
Por fin llega el tren, el personal de tren nos dice que va lleno y que las pulkas hay que subirlas delante de todo a un vagón de carga. Nos dice que no hay tiempo para que carguemos las pulkas y subamos a nuestro vagón por fuera, así que habrá que hacerlo por dentro. Cargamos las pulkas y nos abre la puerta de acceso a los vagones de pasajeros. Entramos de golpe, algunos se asustan y se nos quedan mirando (bien, se asustan un segundo y un segundo después tienen la misma expresión, son nórdicos). Vamos a nuestros asientos y qué silencio, el tren va lleno, ¡pero qué silencio!
Llegamos a Dombas, vamos al motel y toca empaquetar todo para facturar el equipaje en el avión. Esta vez será más fácil porque ya apenas hay comida para facturar que hace mucho bulto. Ahora toca hacernos una ducha, cada uno por su lado… una ducha después de un viaje así sienta a gloria. Vamos a cenar y luego a dormir.

Lunes 19 de marzo de 2018

Nos levantamos, llamamos al taxi para que nos lleve a la estación de tren. Tomamos el tren de Dombas a Oslo y disfrutamos del paisaje nevado en nuestro último día. Llegamos a Oslo, facturamos el equipaje y volamos a Barcelona. Aterrizamos en Barcelona a las 00:15 h, agotados. Afortunadamente, no han extraviado nuestro equipaje y llega puntual. Ahora toca cargar el coche con todo el material.
Finalmente, llegamos a Sabadell alrededor de la 1:00 h de la madrugada, exhaustos, y nos dirigimos directamente a dormir.

CONCLUSIONES

Ha sido un viaje espectacular. Hemos tenido numerosos imprevistos y algunos errores de mi parte como novato. A pesar de haber aprendido mucho de las guías, organizar algo por cuenta propia resultó difícil. Sin embargo, me siento preparado para planificar futuras expediciones de manera independiente y creo haber aprendido de mis errores.
Aunque las fotos de los bueyes no sean espectaculares, los momentos vividos fueron impresionantes. Además, tuvimos la oportunidad de capturar auroras boreales en este parque, algo poco común en estas latitudes.
También estoy satisfecho por haber sido prudente al preparar el viaje para condiciones de frío más extremas que las previsiones meteorológicas. A pesar de que las predicciones indicaban temperaturas mínimas de -20, nos enfrentamos a -36,3. Si nos hubiéramos preparado solo para -20, habríamos tenido problemas serios.
Agradezco la paciencia de mi amigo, quien experimentó de primera mano mi hiperactividad y mis incansables ganas de hacer fotos. Aunque aparento ser tranquilo, por dentro siempre estoy con ganas de hacer cosas. En los momentos de auroras, frío extremo y paisaje ártico, no siento cansancio, hambre ni sueño.
Pienso que al final ha valido mucho la pena la experiencia, nos llevamos unas fotos, videos y momentos vividos inolvidables.

EQUIPO USADO EN ESTE VIAJE

GUÍAS Y MAPAS

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