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INTRODUCCIÓN
Pues después de la pandemia, o sea, después del viaje a Estados Unidos en 2019, no pudimos coger ningún avión por culpa del coronavirus. Pasamos a un 2020 duro: que si ahora abren, que si ahora cierran, que si se puede viajar, que si nos confinan otra vez en nuestras casas… No pudimos salir ni del municipio. Ya, pues, como todos.
Además, el pasado mes de abril de 2021 tuvimos la mala suerte de que mi pareja se contagió de COVID en su trabajo.
Ella me lo pegó a mí y pasamos el COVID en casa en el mes de abril. La verdad es que no nos afectó de forma muy grave. A mi pareja le dio mucha fiebre, hemorragias nasales bastante fuertes y mucosidad. A mí, lo que más me afectó fue la migraña. La migraña era tan fuerte que no podía hacer nada, ni trabajar, ni mirar la pantalla del ordenador.
Y bueno, después de pasar ese mal tramo, por fin superamos el COVID. Aunque nos dejó debilitados durante meses, ya podíamos hacer una vida más o menos normal. Esto hizo que, llegado el mes de junio, pudiéramos viajar a las Canarias.
El requisito era ir con una prueba de antígenos negativa, y además, una vez llegabas a la isla, te tomaban la temperatura. Claro, al final existía el riesgo de que llegaras con fiebre, te hicieran una PCR y te confinaran durante diez días. Pero bueno, hay que arriesgarse. Al final tampoco pasaba nada.
Como ya nos había pasado en el verano de 2020 en Valladolid, todo el mundo nos decía que no podíamos coger un avión, que era peligroso, que esto y que lo otro. Pero yo me informé en las fuentes oficiales y resultó que sí, que podíamos viajar. Y prueba de ello es que lo hicimos.
Nos hacíamos las pruebas de antígenos, evidentemente dando negativo, y una vez allí, como habíamos pasado el COVID un mes y medio antes, era muy poco probable que tuviéramos síntomas o volviéramos a contagiarnos. Así que en abril le dije a mi pareja: «Mira, yo me arriesgo y cojo los vuelos, eso sí, con cancelación gratuita. Reservo el apartamento y el coche». Y así lo hice.
EL VIAJE
Sábado 5 de junio de 2021
Ahora sí, llega el gran día: el día del vuelo.
Nos desplazamos al aeropuerto de Barcelona, dejamos el coche y cogemos el avión. Lo bueno es que es un vuelo corto, de unas cuatro horas, lo cual se agradece. ¿Por qué se agradece? Porque en tiempos de COVID, ya nos acordamos, había que llevar la mascarilla puesta todo el día. Y si ya de por sí era agobiante, con mascarilla aún más.
Pero bueno, hay que hacerlo. Pasas por esas incomodidades para luego disfrutar del viaje. Y bien, llegamos. Aterrizamos en La Palma, alquilamos un coche —uno más bien pequeño, ¿verdad? Un Seat Arona—, que es un coche práctico porque en esa isla las carreteras son muy estrechas.
Y de ahí, nos fuimos directos al apartamento, que estaba cerca de la capital, cerca del puerto. Es un sitio muy bien ubicado porque así tienes a mano un poco de toda la isla.
Domingo 6 de junio de 2021
Después de las ganas de montaña que teníamos desde el año anterior, en el Valle de Arán (2020), queríamos hacer más cimas. Así que decidimos subir a la cima de… (hay que buscar el nombre de la cima).
Subimos a la cima, y lo cierto es que no había mucho desnivel; no era una subida dura, pero los dos estábamos especialmente cansados. El COVID nos había dejado muy tocados, pero muy, muy tocados. El cansancio era fuerte. Pero bueno, eso no nos impedía seguir subiendo y disfrutar de esos bosques de pino canario.
Además, los vientos alisios provocan que haya muchas nubes bajas que atraviesan la isla. Entonces, cuando chocan con las montañas de la Caldera de Taburiente, no pasan, pero en una zona más baja, entre esta y el Birigoyo, es donde se forma una cascada de nubes. Es una pasada.
Íbamos subiendo, disfrutando de las vistas, y por fin llegamos arriba del todo. Es impresionante, porque desde ese pico se ve toda la cresta de la Caldera de Taburiente. Además, hay unas vistas fantásticas del llano, del mar… de toda la escena.
Una maravilla.
Y bueno, emprendemos la bajada. La bajada es lo que se me hace un poco más pesada, pero bueno. Después de haber comido algo, me empieza a dar un mareo. Tengo que parar. No sé si es por el sol tan fuerte que pega aquí o por las consecuencias del cansancio tras el COVID, pero necesito parar sí o sí. Descansamos un poco y seguimos bajando más lentamente.
Como no teníamos suficiente, tras la excursión cogemos el coche y nos vamos hasta arriba del todo: al Roque de los Muchachos. Las vistas aquí también son una pasada. Raquel, mi pareja, disfruta un montón de toda esta zona.
Lunes 7 de junio de 2021
Hoy dedicamos el día a algo más de «domingueros», algo más tranquilito, y nos vamos a visitar la cascada de Los Tilos. Es impresionante la variedad de ecosistemas que tiene esta isla, en tan pocos kilómetros cuadrados.
Después de eso también vamos a ver las piscinas naturales. Bueno, «naturales» entre comillas, porque realmente están hechas de obra, aprovechando la roca de la playa, en la zona de Punta Llana.
Hoy nos ha tocado un mal día por ese lado, con lluvia a ratos, así que vamos recorriendo con calma. Luego visitamos la playa de Los Nogales, una playa de arena negra.
Hay que caminar por un sendero que tampoco es muy difícil, pero sí requiere algo de esfuerzo. La playa, la verdad, es muy bonita, y todo el entorno está lleno de vegetación hasta la misma línea de playa.
Después de comer nos vamos al Llano de las Brujas. Aquí es donde, en septiembre de este mismo año, erupcionaría el volcán de Cumbre Vieja. Desgraciadamente, esa erupción arrasaría con todo, y mucha gente lo perdió todo. Ni seguros ni Estado… como siempre, dejándonos tirados.
Finalizamos el día visitando una pequeña ermita en El Paso.
Martes 8 de junio de 2021
Hoy seguimos haciendo turismo y nos vamos hacia el sur, a la zona de Fuencaliente, para ver algunos volcanes. Era un día con mucho viento. También fuimos a visitar las salinas de Fuencaliente.
Además de la zona de las salinas, vimos algunas playas con formas volcánicas. Todo el paisaje parecía lunar, muy curioso.
Por la tarde, nos dedicamos a recorrer las calles de Santa Cruz de La Palma, con sus famosas casas de balcones llenos de plantas. Un paseo precioso.
Miércoles 9 de junio de 2021
Hoy tenemos ganas de montaña, así que subiremos al pico Birigoyo. Aquí se empieza desde el pinar, un bosque impresionante con árboles centenarios y altísimos. La verdad es que es un camino muy bonito.
Vamos subiendo poco a poco, y sí, desde arriba se ve mucho… pero el problema es que hoy tenemos muy, muy mala visibilidad por culpa de la calima. Una calima impresionante. Aun así, hacemos cima en el Birigoyo y disfrutamos de las vistas de 360 grados. Desde allí se aprecia la inmensidad de la isla.
Por la noche, decidimos ir a fotografiar la Vía Láctea desde lo alto del Roque de los Muchachos. Pero claro, con esa calima tan intensa, y aunque haya poca contaminación lumínica en la isla, no había manera de sacar buenas fotos. Hicimos cuatro fotos mal contadas y tampoco quedamos muy contentos. Pero bueno, había que intentarlo. Aun con todo, aunque la Vía Láctea no se veía bien, hay que decir que el cielo de Canarias siempre es impresionante.
Y bueno, después de hacer las fotos, tocó bajar por toda esa carretera llena de curvas. No paras de bajar curvas y más curvas. Con el calzado que llevábamos, aún se hacía más duro.
Jueves 10 de junio de 2021
Hoy nos lo tomamos con más calma. Un día de descanso. Nos quedamos en el apartamento, dimos un paseo corto, pero básicamente el día fue para descansar y dedicarnos tiempo a nosotros.
11 de junio de 2021
Hoy decidimos hacer de nuevo una excursión hacia el Roque de los Muchachos, para caminar un poco por allí y aprovechar antes del final del viaje. Pero nos encontramos con una visibilidad pésima. La calima seguía muy intensa, cada vez peor. Así que nada, dimos la vuelta y volvimos al apartamento para empezar a recoger.
12 de junio de 2021
Hoy es el día de vuelta a casa. Recogimos y limpiamos el apartamento, e hicimos una pequeña visita por los alrededores. Vimos a algunos que se lanzaban en parapente sobre la capital, y luego fuimos a comer a un restaurante con cascadas. Y ya tocaba volver: devolvimos el coche en el aeropuerto, cogimos el avión y vuelta a casa.
Conclusiones
Ha sido un viaje bonito, un viaje muy chulo. La verdad es que fue una pena que nos tocara tanta calima. Esta calima nos dejó el cielo muy enturbiado, con muy mala visibilidad, tanto de día como, sobre todo, de noche. Nos impidió disfrutar del cielo estrellado como esperábamos.
Además, hemos sentido el cansancio post-COVID. Aunque no nos afectó de forma grave, sí nos dejó muy debilitados. Cada excursión nos costaba bastante, físicamente.
Pero bueno, creo que al final ha valido la pena. Fue una escapada que necesitábamos después de todo lo vivido, y seguir confiando en nuestro instinto e informarnos por vías fiables fue la clave para poder hacerlo con seguridad.
Y sí, sin duda, es un destino al que queremos volver más adelante, ya de otra manera, con más calma, haciendo más rutas… y quizá alguna escapada más aventurera también.